…. Esa mañana recorrí sus labios con mi mirada por última vez, mientras alcanzaba la duermevela y los primeros rayos del alba disipaban los restos de mi insomne noche, mientras su pelo brillaba áureo y su piel temblaba al roce de mis dedos.
Entonces fue cuando abrió los ojos y la besé, por última vez.
En ocasiones hecho de menos besos como los que ella me daba. Hoy no se porqué, la he recordado, y me entristece saber que nunca volveré a oír su risa, ni sentir sus abrazos, nuestras miradas se cruzaron por última vez en el umbral de mi casa. La última vez que oí su voz est